1-1
Tal
vez
De a ratos,
Necesite acurrucarme en el cálido caparazón de mi voz,
Para poder escuchar-me en el silencio,
Y así reconocer,
Aquello que vibra intrínseco a mi ser,
Y dejar caer,
Los retazos de piel,
Que ya no bailan al compás de mis células.
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