Gracias. Te amo
En los sigilosos templos de las alturas, donde se oye y se siente con la claridad que traen las perspectivas. Los ecos del ayer vibran en mis células enriqueciéndome. En las vetas del amor florece la calma oceánica, neptuniana, cuando la ilusión de la materia se hace agua en la certeza instintiva del confiar. Al caminar, el verdadero trip al amor se vislumbra tras sonreírle a las distancias cuando traen oleadas de frescura, de plenitud. Bienaventurando las nuevas versiones que esperaban fervientes la valentía de abismarse. Una reverencia ceremonial a la sapiencia de las almas nomades me atraviesa al respirar consciente, despierta y oyente. Gracias. Te amo.